El hombre que se la llevó y el testigo que nadie escuchó: el misterio de la desaparición de Sofía Herrera

La nena fue vista por última vez hace 14 años en un camping de Río Grande, Tierra del Fuego. La familia lucha para se haga un nuevo examen comparativo de ADN con una chica de San Juan.

“Tengo miedo de que mi hija pase delante de mí y no me reconozca”. A Fabián Herrera se le ponen los ojos llorosos y a quien lo escucha se le hiela la sangre. ¿Y si ocurriera? Es un temor que no lo abandona y que en esta época se ahonda y le produce un vacío en el estómago.

El temor de Fabián tiene su correlato, es decir que su hija ya no lo reconozca. Sería la estocada más profunda y cruel en esta triste historia que toda la familia Herrera quiere evitar.

Pasaron 14 años desde que Sofía no está con él ni con su mamá, María Elena, ni con su hermana, Yuliana. Para los papás queda una imagen que representa una fisonomía que ya no existe y nadie sabe si los rostros de sus padres aparecen en los nebulosos recuerdos que tendría Sofía de su primera infancia. ¿Sabe la nena quién es? ¿Qué memoria le quedará de sus cuatro años, edad que tenía cuando se la vio por última vez?

La desaparición de Sofía Herrera

La vida de la familia Herrera dio una vuelta de campana el 28 de septiembre de 2008. Aquella Sofía creció, pero no se sabe cómo ni con quién. Debe haber quienes piensen que esté muerta, que aquel día le pasó algo fatal cuando la perdieron de vista en el camping John Goodall donde la familia fue a pasar el día, camping que queda en las afueras de la ciudad de Rio Grande, en Tierra del Fuego.

Su padre y otros fueron a buscar leña y Sofía, que jugaba con las florcitas amarillas del terreno, ya no estuvo. No hay un solo rastro, por mínimo que fuese, de un accidente. O rastro alguno de una agresión, forcejeo, arrastre, violencia. Nadie escuchó nada. No apareció ni un jirón de su ropa, por ejemplo.