Las señales de humo que enviaron los jefes de bloque de los partidos aliados desde el Congreso a la Casa Rosada para negociar la Ley Ómnibus, por ahora, fueron infructuosas. Y no es casual. El Gobierno está decidido a restringir los contactos de los diputados y senadores opositores, por más poder propio que tengan, al ámbito legislativo. Aunque alegan motivos organizativos, en oficinas de la cúpula libertaria perciben otra señal de firmeza e intransigencia de parte de Javier Milei.
Mientras tanto, el ministro de Economía, Nicolás Caputo, accedió anteayer a verlos a los gobernadores, por primera vez. Y el asesor Federico Sturzenegger, autor del decreto de desregulación, se mantiene ajeno a las negociaciones. Además, ninguno de ellos asistió al Congreso para responder preguntas en el plenario de comisiones, como les exigían.